Y siempre esa frase me hizo muchísimo ruido, me hacía pensar por horas y jamás lograba entender la simplicidad que contiene y lo compleja que se convierte.
Ninguna mujer merece que la vean solo con los ojos, merece que la sientan, que la saboreen, que la hagan sentir que la vale la dicha y la pena.
Es hasta este momento que entiendo que una mujer merece que la persona con la que duerme la despierte en la madrugada acariciándole la mano, con un "mi amor" celestial y soñado, y le diga "soñé que te ibas y me dejabas" y le haga el amor de la manera más divina y profunda, con un mensaje directo de que no la quiere perder y es con ella con quien quiere pasar el resto de su vida.
Y que no se alarmen los profetas de desastres, no es sobre inseguridad ese mensaje. Es que incluso durmiendo a tu lado esa persona jamás querrá que te marches, es tener la bendita corazonada que es ahí donde quiere estacionarse sin moverse, sin pestañarte, no quiere perderse ningún segundo de ti ni dejar de caminar ningún pasó sin ti.
Es hasta este momento en el que me convenzo, sin lugar a dudas, de que uno obtiene lo que atrae, lo que tú proyectas.
Siempre nos preguntamos (fui una de ellas), por qué no recibo lo que merezco y definitivamente hay que analizarnos probablemente no estamos proyectando lo que realmente queremos. Despejarnos de inseguridades y autosaboteos no es fácil, pero soñar de que algún día alguien te va a despertar para hacerte el amor y asegurarte de que mereces todo la felicidad del mundo ayuda muchísimo y controla los imanes de tus verdaderos deseos.
Las decisiones fundadas por el instinto, son las que realmente dan el resultado que añoramos, se los dice alguien que justo está viviendo la experiencia de estar donde realmente quiere estar y sentir lo que jamás en la vida había sentido pero que siempre soñó y quiso vivir.
Dios siempre cumple lo que promete.✨🌸
Septiembre 2018
Málaga, España.